INTROSPECCIÓN PRÁCTICA

Hay conversaciones con seres queridos que son bastante molestas. Hay diálogos donde ellos creen tener la verdad absoluta. El simple hecho de que alguien se muestre superior ante otro y quiera ser acreedor de una verdad que en sus ojos es absoluta, extirpa las entrañas sin previa anestesia.

A veces sucede que hay conversaciones donde doy la razón y el otro asume un extraño derecho de pisotear mis ideas y catalogarme de ignorante. No hay algo más molesto te pisoteen después de haber cedido. Pero casi todo está mal en lo que digo. Me es muy difícil aceptar que existe una gran posibilidad de que esté suponiendo parte de sus intenciones. Me hace preguntarme ¿Qué tan relevante soy como para ser receptor de intenciones de otros? No todos hacen las cosas para molestar al otro. Repito: no todos.

Me he dado cuenta de que también parte del pasado me duele. Algunas situaciones de años anteriores son muy difíciles de superar. No sé si es por la relevancia que le di o la importancia que le doy y que en realidad no quiero otorgar. Quisiera que el pasado fuera eterno. No hay nada más satisfactorio que habitar en la memoria. Eran grandes momentos. La música en casetes, la pluma y el papel. O tal vez es otra mentira que me juego. El pasado curará el presente cuando caigamos en cuenta.

Procura visitarlo, el pasado, de vez en cuando. Hazlo con cautela. Me lo digo a mí, quizá te sirva también a ti.

‘’ Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”. -Carl Jung

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