AÚN NADA

A quien corresponda:

     Llevo unas semanas despertando antes de las cinco de la mañana cuando la alarma está programada para una o dos horas después. Dar vueltas en las sábanas se ha vuelto una diaria labor que me desespera continuamente. Prendo el celular, paso de ventana en ventana, busco recuperar el sueño. Sin éxito, sin resultados, nada.

     Mínimo paso otra hora en la cama, parece un océano. Hay días que son dos a tres horas en las que intento no hundirme. Hay días que fueron enteramente dedicados a la lucha para abrir las persianas. Y aún nada. Hay días que me levanto, intento hacer ejercicio, meditar, desayunar o hacer algo de provecho. Cada día está lleno de intentos fallidos.

      Esta mañana no entendí por qué hice ejercicio y desayuné. No encuentro ningún propósito para hacer lo que diario hago. Y así voy. Otra mañana respondiendo llamadas que no quería responder, con música que no quería escuchar, cumpliendo responsabilidades que no quería cumplir, comiendo porque sé que debo comer, practicando porque sé que tengo que practicar, leyendo porque sé que tengo que leer, estudiando porque sé que tengo que estudiar. ¿Para qué?

Y aún nada

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