ES LA DUDA

          Conforme avanzamos en nuestros procesos de mejora continua, de sanar y de liberación interior, surgen dudas que hacen friccionar nuestros pensamientos que son contrarios entre sí. También, es común al concientizar que estamos concluyendo etapas crónicas que creíamos tardarían más esfuerzo o tiempo, surjan preguntas cómo ¿Qué es lo que sigue? ¿Dónde estoy? ¿A dónde voy?

          En cualquier interludio en el que nos encontremos surgirán dudas e incertidumbre: al ser dado de alta de terapia, al estar sumergido en la depresión, iniciando un trabajo o proyecto nuevo o en espera de alguna diligencia burocrática molesta y tardada. Incluso habrá respuestas que tardaremos años en obtener y que solo el tiempo, la experiencia y la madurez nos podrán ayudar a obtener o a aceptar que a veces, la respuesta puede llegar pronto o nunca. Cualquier lugar a donde vayamos tendrá características que pueden incitarnos a cuestionar nuestro estado actual o futuro.

          Preguntas que nos pueden ayudar a entender el pasado, los sucesos, las acciones de otros, las acciones propias. ¿Por qué hice esto? ¿Por qué me ausenté? ¿Por qué creí tanto tiempo en esto? ¿Por qué nunca me cuestione? Las interrogantes son excelentes guías para el conocimiento propio, la comprensión de nuestras acciones y la concientización de nuestros mecanismos de acción o de nuestras situaciones diarias. Son perfectas líneas de diálogo que nos permitirán iniciar una plática con la persona que queremos conocer, interesarnos en alguna materia o cuestión, iniciar una investigación de campo en el trabajo o conocer algún fenómeno temporal.

          Sin embargo, no siempre obtendremos la respuesta ni tendremos la cordura para aceptarlas. No todo el tiempo seremos acreedores de las respuestas que buscamos y tendremos que aprender a aceptar las réplicas y objeciones pendientes de nosotros. Tendremos que hacer paz con que el mundo no gira a nuestro alrededor, ni lo hace únicamente para nuestro bienestar. El mundo es y ya.  Será momento de poner la tolerancia y la resiliencia a trabajar.  Habrá respuestas que dependan únicamente de y de lo suficientemente tercos que seamos para continuar excavando en búsqueda de la verdad. Puede decirse sencillo, si no te gusta las respuestas: replantea tus preguntas. Aprende a hacer las preguntas correctas.

          Los terapeutas y médicos todos los días tienen que hacer una serie de preguntas para obtener la verdad y conocer qué es lo que llevo al paciente al hospital. Es una tarea ardua, que necesita constante práctica y suele ser cansada para ambos lados. Necesita sencillez, ser muy específico, un tiempo bien empleado e invertido y hablar en el lenguaje del paciente. Para obtener las respuestas que buscas, necesitas hablar en el idioma del destinatario. Con delicadeza, prudencia y empatía, busca jugar con inteligencia para obtener lo que quieres saber.

          Hay enfermedades que se conocen mucho tiempo después, años para ser sinceros. Los médicos se sienten a veces impotentes e inútiles al no haber realizado cuestionamiento tan sencillo con anterioridad. Incluso a veces recae culpabilidad por no haber aplicado correctamente enseñanzas básicas del interrogatorio al paciente, pues hay algunas preguntas que suelen ser pasos esenciales en el abordaje inicial. 

          En las facultades de medicina y de ciencias de la salud, la primera enseñanza clínica que no se debe de olvidar es sumamente esencial: un buen médico sabe preguntar repetidamente, sabe investigar la verdad. Uno debe de volverse un profesional en saber plantear las mismas preguntas en repetidas ocasiones, de diferentes maneras e incluso a la misma persona.

          También es verdad que no obtendrás todas las respuestas por mucho que te lo preguntes. No es sano tener toda la verdad. Nadie tiene todos los datos del mundo. Nadie. Y realmente, son pocas las respuestas que podrás saber y son aún menos las que podrás aceptar. Además, la verdad va tomando forma diariamente, como si fuera barro que se forma con el tiempo según el mundo (el alfarero) mueve sus manos a través de ella.

          Los contextos son importantes, las respuestas van tomando o perdiendo sentido. Hace unas décadas se pensaba que lo correcto era que la mujer quedará en casa a cuidar a los hijos y esperar al marido que llegará ebrio para tener relaciones sexuales, de lo contrario sería una pésima esposa u obtendría golpes como resultado a su falta de supuesta fidelidad y ciega obediencia. Muy enfermo, sí. Esto cambió gracias a la lucha femenina y a la “rebelde” tela de juicio de la sociedad cansada de abusos y moral incuestionable. La moral de nuestras respuestas toma forma y necesitan extrapolarse, contextualizarse y comprenderse en tiempo y lugar.

          Confórmate con saber hoy lo que sabes y cuestionar hasta donde tu tolerancia, información y paz lo permita. Sé valiente en retar los límites de tus preguntas, pero se prudente para poder soportar lo que aún no estás listo para saber. Todo toma su tiempo, no desesperes. Empieza por idear un plan que te permita premeditar y preparar alternativas para posibles problemas en el transcurso de la obtención de la verdad.   No persigas la certeza, pues el destino inminente es la locura.

 

‘’No es la duda sino la certeza que enloquece. – Friedrich Nietzsche

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